La plegaria hace al hombre sentirse protegido,
protagonista.
El canto lo ensalza, hasta creerse entendido,
liberado de su sino natural.
La plegaria evita cualquier vaticinio.
19 hombres cantando,
demuestran el infinito poder de la sugestión.
Se prescinde del otro para redimirse.
La finalidad última la pone el individuo.