Las horas se va sumando en constantes grupos de 24.
Nacen los días y mueren -capicúas- con religiosa y rigurosa puntualidad.
Los sentimientos empapan cada poro,
y me relamo con los buenos,
a la vez que me retuerzo con los malos.
Debían ser las 3 de la mañana,
cuando tomé decisiones precipitadas.
Buscaré un suero para mi corazón,
un antído de alma.
1 comentario:
Me gusta todo...
Tan colgable, que alegra.
Saludos!
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