Muchas son las veces que me han consultado, con cierto pudor, cuál es la forma de hacer una canción. La verdad es que, al ser un proceso bastante automatizado con los años, nunca me paré a pensar en si existen unos "pasos" concretos de composición.
Por otro lado, siempre me ha gustado desmitificar el acto creativo y separarlo de esa especie de halo sagrado y místico que, en ocasiones, lleva circunscrito.
Para que todo el mundo me entienda, y sin entrar en términos complicados, una canción está formada, en esencia, de tres partes:
1. letra
2. Melodía de la canción
3. Música que la acompaña
Pues bien, de toda la vida, o mejor dicho, de toda "mi vida", uno investigaba alrededor de una serie de acordes (música que la acompaña) una melodía bonita, a la cual, le buscaba una letra también bonita, para intentar conseguir el objetivo deseado..."UNA CANCIÓN BONITA".
En ocasiones, algún amigo me ha dejado algún que otro texto para que musicalizara (en la mayoría de las veces, sin un resultado muy satisfactorio).
Hace poco que investigo en nuevas formas de componer (cambiar la guitarra por el piano, el ordenador, etc...), nuevos procedimientos, los cuales me están haciendo replantearme mi "método", para, justamente, no hacerlo tan metódico.
Últimamente hago un ejercicio bastante divertido. No parto de una música, ni siquiera de una letra, sino directamente de una melodía. La melodía marca todo, se construye entera, para después buscar la forma de acompañarla con música y con una letra. La libertad que ello da a la canción es muy interesante. Os lo recomiendo...Hasta para practicarlo en la ducha..